AMALGAMAS EN ODONTOLOGIA
Las amalgamas o empastes metálicos incorporan diversos materiales, entre ellos el más tóxico para nuestra salud es el MERCURIO. Es un metal muy inestable, que se libera en forma de gas a temperatura corporal y esto se agrava cuando ingerimos bebidas y comida caliente o friccionamos alimentos, chicles y cuando apretamos o rechinamos los dientes.
De los muchos elementos a los que estamos expuestos, el más dañino después de los radioactivos es el mercurio, ampliamente utilizado en odontología.
La Odontología ambiental estudia los efectos de los materiales dentales que se han reconocido como tóxicos y desarrolla protocolos para la eliminación segura de éstos elementos de la boca del paciente.
La comunidad científica está de acuerdo en la toxicidad de la amalgama, entonces ¿por qué no se prohíbe definitivamente su uso?
El mercurio es uno de los contaminantes que mayor amenaza supone para el planeta y nuestra salud. Hasta hace pocos años su uso estaba muy extendido, por sus propiedades antisépticas ( las heridas infantiles se teñían de rojo por la Mercromina), como conservador de vacunas, en los termómetros y amalgamas dentales.
Su presencia en los «empastes metálicos» es del 50% junto con la plata, el estaño y el zinc. Se creía que al amalgamarse con los otros metales se neutralizaba su efecto tóxico. No se neutralizaba, se reducía y mucho, pero no se contaba con los medios de medición que definiesen su toxicidad a través de la evaporación permanente que se produce en boca.
El mercurio es un metal muy inestable, que se libera en forma de gas a temperatura corporal y esto se agrava cuando ingerimos bebidas y comidas calientes o friccionamos alimentos, chicles y cuando apretamos o rechinamos los dientes.
Estudios de Pleva (1995) demuestran que una amalgama libera en media de 10 a 20 μg (microgramos) de mercurio al día, lo que corresponde a una pérdida del 15% de la cantidad de mercurio de una amalgama de 10 años.
Con 10 amalgamas, la cantidad de mercurio liberada es de 100 a 200 μg/día. La cantidad de mercurio liberada es multiplicada por 10 si las amalgamas se acercan del oro en boca. Con éstos datos y muchos otros que disponemos se debería prohibir el uso de las amalgamas dentales, pero su buen comportamiento en el tiempo y la dificultad de integrar nuevos conceptos hace muy lenta la respuesta de los organismos oficiales.
El mercurio es tóxico a nivel del sistema nervioso central y del riñón. Los síntomas de intoxicación crónica son básicamente tres: eretismo, temblor y estomatitis. La irritabilidad, hiperactividad, labilidad emocional, timidez, pérdida de memoria, constituyen el eretismo mercurial o «enfermedad del sombrero loco». Este último nombre proviene de los sombrereros que trabajaban con nitrato de mercurio.
Otros síntomas son alteraciones gastrointestinales como gastritis, duodenitis, náuseas, dolor abdominal, vómitos y diarrea. También presenta dolor de cabeza, dermatitis, trastornos de la visión y manchas de color pardo grisáceo en el cristalino, gingivitis y líneas azuladas en las encías.
Podemos clasificar en tres fases o grados la intoxicación por mercurio o micromercurialismo.
♦ PRIMERA FASE (síntomas inespecíficos):
Cansancio sin causa, aumento de la excreción salivar, cambio hormonal y de fertilidad, pérdida de memoria, aumento de resfriados, flojera de vesícula urinaria inflamación, insuficiencia del sistema inmunológico, artritis, diversos problemas digestivos, problemas de concentración, psoriasis, sabor metálico en boca, irritación de la mucosa del tracto digestivo, irritación de la piel, alergias.
♦ SEGUNDA FASE (sintomatología avanzada):
Cansancio, depresión, hiper o hipotensión, dolor cardíaco, fotofobia, enfermedad del tracto digestivo (sin encontrar el origen), nariz taponada (sin resfriado), sensibilidad al cambio de tiempo( a los cambios de temperatura), alergia/sensibilidad a muchas cosas, inquietud interna, cambio de carácter, dolor de cabeza, cambio de apetito, problemas cutáneos, asustarse con facilidad.
♦ TERCERA FASE:
Hay un perjuicio masivo en la salud corporal y psicológica, y su intensidad aumenta poco a poco, hasta que la persona afectada tiene que dejar su trabajo. El enfermo en éste estado de salud llega a URGENCIAS, pero los médicos están totalmente desorientados.
El Dr. Andrew Hall Cutler (1999 amalgam illness: Diagnosis and treatment), habla de múltiples patologías derivadas y/o agravadas por niveles elevados de mercurio: síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, candidiasis crónica, ciática, síndrome del intestino (o colon) irritable, enfermedad de Crohn, colitis, gastritis, síndrome de múltiples sensibilidades químicas, alergias e hipersensibilidades (alimentarias, dermatológicas, etc), artritis reumatoide, artritis juvenil, espondilitis anquilosante, problemas endocrinológicos, insomnio, enfermedad de parkinson, alzheimer, insomnio, desordenes hiperactivos, dificultades de aprendizaje, esclerosis lateral amilotrópica, arterioesclerosis, asma, bulimia, anorexia nerviosa, depresión, ansiedad, ataques de pánico desórdenes del espectro esquizoide, desórdenes de personalidad límite, desorden obsesivo-compulsivo, desordenes maníaco-depresivos, miastenia gravis o lupus eritematoso.
Como expresa la Dra. Jane Mary Wilman , a veces una boca llena de empastes reacciona de manera menos tóxica que un empaste en la boca y que no siempre un nivel alto de mercurio en el cerebro causa reacciones patológicas. Cada caso es diferente. Por lo tanto recomiendo siempre retirar las amalgamas de mercurio de la boca bajo supervisión de un especialista.
La retirada de amalgamas puede ser peligrosa si no se respeta minuciosamente el protocolo de retirada segura de mercurio. Esto es importante tanto para el paciente como para el dentista, que no deben respirar el vapor resultante del desgaste de la amalgama, ya que de el pulmón el 80% del mercurio pasa a la sangre. Y como es un metal pesado, éste se almacena en distintos tejidos y en un organismo sano tarda muchos años en ser eliminado, si los mecanismos de drenaje (riñón, hígado e intestinos) no funcionan bien esto es mas complicado aún.
*Texto extraído de la revista Salud Natural, en entrevista al Dr. Daniel Nelson De Feo Nara.